HOLA AMIG@

Amigo de las letras y de los sones que ellas encierran, agradezco tu presencia en esta sinfonía de palabras, que sólo enmudecen para escuchar tu silencio. El precioso silencio de quien disfruta de la lectura. Te dejo mis versos y mis cuentos, para que vayas despacio, hacia tu propio encuentro.

jueves, 17 de febrero de 2011

La Celebración


Celebraban a San Antonio de Padua en el humilde Rancho de la Zenobia.
La paisanada fue llegando de distintos lugares desde horas muy tempranas. Los que venían de más lejos, tenían el privilegio de comer y tomar algo hasta la hora de las oraciones. Los juegos populares se sucedían uno tras otro como para arrimar algunos pesos a la economía de la familia anfitriona: Rifas a la taba, juegos de cartas y hasta alguna cuadrera improvisada. Las mujeres, más devotas y recatadas, jugaban a la payana o al botón botón por alguna prenda.
A la nochecita, ya con la asistencia de las lámparas, ser rezaba la alabanza final y se despedía al santo hasta el próximo año. Las ristras de cohetes iluminaban la noche como relámpagos que cruzaban de un lado a otro del patio de tierra y los “vivas” estremecían los espíritus en la espera del cumplimiento de lo pedido.
Estaban en las vísperas, cuando la pequeña imagen empezó a dar saltitos cortos dentro de la urna. Los ojos quedaron fijos y el volumen de los rezos levantó los decibles, como esperando un desenlace que nadie ni siquiera intuía.  Cuando la imagen giró por completo y les dio la espalda, todos se santiguaron y cambiaron las alabanzas por pedidos de perdón, ya que todo hacía suponer que el santo no estaba a gusto con sus fieles. Los ¡Ave María purísima! Eran claras resonancias del espíritu comunitario que había empezado a tornarse en miedo.
Cuando ya el alarde era evidente, un paisano cuya devoción estaba más orientada al vino que al santo, entró decidido y levantó la imagen con intenciones de tirarla al suelo. Al levantarla, sin reverencia alguna y hacer el amague de arrojarla, salió disparando una rata que tenía su nido debajo del santo.

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