Lluvia de mayo,
insistente, incisiva,
hendiendo las cuchillas
en la piel de mis tardes.
Lluvia de mayo,
sutil y vana herida,
no derrames mis poemas
sobre la lánguida espesura
de esta página sin sangre
Dime, ahora que gimes,
con tus diáfanas lágrimas,
si habrá otoños sin poemas
y lluvias sin mayos
sobre la piel de mis tardes.
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